LA EXTRAÑA CURACIÓN DE MARTA, DE MERCEDES DE MIGUEL Y P.L. SALVADOR

P.l. Salvador es un autor que me gusta, lo que se evidencia por los varios posts que le he publicado, y que me ha convertido en su seguidora desde que lo conocí, hace ya un tiempo, en la presentación de "Nueve Semanas (justas-justitas)", y si a algo me ha acostumbrado es a esperar con qué me va a sorprender en cada nueva publicación. Por otra parte, tenemos a la autora Mercedes de Miguel que ya co-escribió con Salvador "De lobos divergentes", una novela que a mí me convenció con la idea subyacente de que en la sociedad en que nos encontramos si no se encaja te conviertes en un solitario, lejos de la manada. En "La Extraña Curación de Marta, tal y como ocurrió en la anteriormente mencionada, logran una total homogeneización, de tal forma que no sabemos donde empieza la escritura de uno y acaba la del otro. Ésta es una novela que te atrapa, más que nada por su ritmo y por una pregunta que te sigue mientras avanzas por su lectura ¿dónde está Marta? Es una trama inteligente y muy bien resuelta, tal como ocurrió con sus anteriores novelas, donde una historia aparentemente sencilla, una relación a tres bandas, romántica, esconde mucho más. Es una narración que llama poderosamente la atención por su estructura, dividida en tres partes, de diferente extensión, la primera y la tercera narradas en tercera persona, y la segunda en primera persona a través de un blog. Pero es que los capítulos son enumerados, en la primera parte, "La huida", en orden alfabético, alternando la visión de cada uno de los personajes, y especialmente curiosos son el I y el J, que tienen la misma estructura para comparar y descubrir a los dos personajes masculinos, Nacho y Alejo. Otro juego que se traen los autores  es convertir a los personajes en trasuntos de Marilyn Monroe, Arthur Miller y George Barris. En la segunda parte, el Blog, la separación de los capítulos son las distintas entradas al Blog, que se llama "Cretinos conscientes de su condición". Ya la tercera parte, El despertar, va en orden alfabético a la inversa, de la z a la a.

En fin, una novela genial, por todo lo que os he comentado, estructura, trama, giros y juegos y desde luego diferente a lo que se suele encontrar. Os la recomiendo.

Sinopsis: Sorprende la intensidad sentimental, el cosmos o lluvia menuda de confusión, el clima (donde Maurois situaba el origen de la nueva narrativa) junto a una economía del lenguaje ensamblada en frases como cuchillas, siempre con el peligro al cabo de la página. El lector asiste atónito a cambio de ambientes, a nuevos y viejos personajes que entran en escena, al planteamiento de un vínculo afectivo en todos sus pormenores contractuales, donde el sexo despeja incógnitas y abre otras nuevas.

Es un texto radical, sin concesiones, donde lo íntimo narra lo tantas veces oculto. La propiedad (novio, marido) es la gran fuga del libro, disuelta gracias a la libertad misma (el sexo). Limpieza y suciedad es el juego, aparentemente sexual o físico, planteado en numerosas páginas, pero que solo la maestría de PL Salvador y Mercedes de Miguel convierte en moral, íntimo, absoluto e inaudito. El éxito del texto es su propio espejo: ellos mismos, protagonistas, en su azogue, con el lector interpelado como pelele, al sesgo, en el debate hasta las heces que ellos plantean consigo mismos.

El texto nos sobrecoge por aquello de lo que daba cuenta Agustín García Calvo: "La realidad es mucho más de lo que hay». Ficciones, metaficciones, donde la pareja es veterana. Mercedes de Miguel y PL Salvador, a través de su mecanismo cotidiano, tan intenso como paranoico, unen tres textos clásicos (Cohetes, El agente provocador, Nadja) y le dan otra dimensión a su contenido y forma: intimidad/identidad desveladora, enriquecida siempre a cada vuelta de tuerca, resuelta tanto en subidas o bajadas imprevistas como en inmediatos cambios de rasante argumentales, sostenida siempre gracias al portentoso e impecable aparato verbal donde la interpelación al lector, subterránea y ofidia, divierte e invita al mayor desafío: sentirse acusados o cómplices de lo sucedido sin coloretes».