CELSIUS 232, 1ª PARTE

Este año por primera vez acudí al Celsius 232, y estoy muy enfadada porque el giratiempo de Hermione no me funcionó y no he podido asistir a todas las actividades que han tenido lugar en este evento de literatura fantástica, ciencia-ficción y terror. Aún así disfruté como una niña a la que le regalan un montón de chuches. Las presentaciones interesantes, los ponentes fantásticos y la organización maravillosa. Tratar de tú a tú a escritores que admiras y cuyas novelas han llenado momentos de tu vida, a veces difíciles, de otros mundos e historias que en el fondo son universales contadas desde una perspectiva que se aleja de la realidad diaria. Es cierto, soy una adicta de la lectura, pero es una adicción a la que no voy a renunciar y que desde luego se ha reactivado tras acudir al Celsius. Este año no he viajado a Tokio pero yendo al Celsius me he trasladado más allá de Orión y he realizado diversos viajes en el tiempo a través de las historias que nos han contado los asistentes a través de sus novelas.
El Celsius se caracteriza la gran cantidad de personas que van que tienen algo en común: el amor por la literatura de género. Los que dicen que los jóvenes no leen deberían pasar por Avilés en las fechas del evento y verán grupos y grupos de gente amantes de la lectura, colas kilométricas para que les firmen sus escritores favoritos, además de una complicidad con el resto de asistentes. Las colas se hacen cortas aunque no lo sean cuando te relacionas con los que tienes alrededor y empiezas a hablar de tus libros favoritos.
Y, por si fuera poco, es un evento gratuito, no hay que pagar entrada pero si quieres colaborar con el mantenimiento del mismo existe un Patreon (especie de crowfunding) y algunos de los artículos de merchandising (bolsas, gorras) y además el club Celsius que te da derecho a participar del sorteo de una maravillosa cesta de libros. Yo, como perteneciente al Patreon obtuve un magnífico regalo, el libro de relatos, algunos inéditos y optros traducidos por primera vez al español de algunos de los participantes al evento, además con hoja para la firma de los mismos. 
Una vez terminada la introducción, os voy a mostrar con quién estuve en las firmas y presentaciones.  

Este señor es Ian Watson, escritor y guionista de cine (Inteligencia Artificial) con el que tanto mi hija y yo estuvimos compartiendo café y refrescos, intentando mantener el tiempo controlado con el bastón de Cthulhu. De él recomiendo Incrustados.
La primera presentación a la que acudí fue la de Atrapados en el Tiempo de Julio César Torices, donde se habla de los bucles temporales a través del cine. A continuación asistí a la de Corazón de Marfil, de Luis Manuel Ruíz, una novela sobre ajedrez, autómatas y sociedades secretas. Y a éste le siguió la presentación de Christopher Kastensmidt, con su novela La enseña del Elefante y el Guacamayo.

Entre presentación y presentación conocimos a dos artistas que estaban en uno de los stands que había dentro de la carpa, Josef Mendez y Breogán Alvarez, donde adquirí unas reproducciones de sus obras que ahora me decoran el pasillo.

El miércoles por la tarde decidimos que había que tomarselo con calma porque a todo no íbamos a llegar, así que fuimos al encuentro con Carlos Sisi, la presentación de Rosaleda de Tade Thomson, la charla de Rosa Montero y Elía Barceló (magníficas) y después entre saludos a los conocidos y tras recibir la recomendación por parte de Elía Barceló compré Detrás de sus Ojos de Sarah Pinborough con el fin de que me la firmará. De paso comento que tras haberla leído me ha parecido un thriller muy interesante y malvado a partes iguales.

 Y para finalizar la tarde: John Connolly. 
El segundo día continuamos con más tranquilidad, ya sabíamos que a todo no se podía llegar. Así que elegimos nuestras prioridades porque a veces te interesa saludar más a un conocido e irte a tomar una coca-cola con él que asistir a la presentación más interesante que pueda haber. Todo tiene cabida en el Celsius, y las charlas que he podido mantener con algunos escritores lo más interesante de todo ya que su cercanía está muy lejos de otros, endiosados con la buena literatura que hacen, despreciando el género, cuando éste es precisamente la que atrae a los lectores, tanto jóvenes como adultos. Y, señores, la literatura es un arte, y arte es lo que emociona al espectador o al lector. ¡Hala! ya me he desahogado.

(continuará)

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