ESTACIÓN CENTRAL, DE LAVIE TIDHAR

 

En esta ocasión os presento una novela de ciencia-ficción que  aunque me ha producido extrañeza, no por el género, sino por una casi inexistente trama  y un ritmo narrativo algo lento, sin embargo, me ha gustado mucho. El autor crea un mundo futuro lleno de personajes y situaciones y va creando un puzle con piezas fascinantes. En ese mundo futuro, que podría ser la extensión del actual, conviven personajes humanos, robotniks (cyborgs), seres virtuales, strigoi (vampiros que extraen recuerdos), dioses... Todos están conectados virtualmente a una gran red, una especie de internet, mediante nodos, menos el librero. Las religiones también tienen su lugar en la historia porque conviven todas, las antiguas y las nuevas, habiendo superado las diferencias, pues el centro de la historia transcurre en Israel. Viajan físicamente por todo el espacio y virtualmente mediante conexiones a un juego. Desde luego el planteamiento es fascinante y la novela se resuelve de forma sorprendente hilando la historia de todos los personajes. Una lectura muy interesante.

Sinopsis.- Una diáspora mundial ha dejado un cuarto de millón de personas a los pies de una estación espacial. Las culturas chocan en la vida real y en la virtual. La vida apenas tiene valor, y la información tiene incluso menos. Mucho ha cambiado cuando Boris Chong vuelve de Marte a Tel Aviv. La ex-amante de Boris está criando a un extraño y familiar niño que puede meterse en el torrente de información de una manda con el simple roce de un dedo. Su prima está enamoradísima de un robotnik: un soldado ciborg destrozado que necesita mendigar piezas de repuesto. Su padre tiene una enfermedad terminal, una plaga mental multigeneracional. Y una atormentada vampira informática ha seguido a Boris a un lugar al que tiene prohibido volver. Alzándose sobre todos ellos está la Estación Central, el núcleo interplanetario en medio de todo: la Tel Aviv con sus constantes cambios; una potente arena virtual y las colonias espaciales donde la humanidad se ha marchado para escapar de los estragos de la pobreza y la guerra. Todo está conectado por los Otros, poderosas entidades alienígenas que, a través de la Conversación (un torrente inestable de conciencia) suponen el inicio de un cambio irreversible. En la Estación Central, los humanos y las máquinas siguen adaptándose, prosperando e incluso evolucionando.


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